Ha llegado la primavera, y como dice el refrán: "Todo vuelve a la primavera, y toda enfermedad brota". La primavera es la estación en la que las enfermedades son más propensas a aparecer. Para los pacientes con diabetes, la primavera es como una "puerta" peligrosa. Un ajuste inadecuado puede elevar fácilmente el azúcar en sangre y empeorar su condición. Por el contrario, si se mantiene una buena alimentación y se presta gran atención a todos los aspectos del cuidado de la salud, la condición puede estabilizarse y superar con éxito esta "primavera problemática". Las personas con tendencia a consumir azúcar son propensas a la irritabilidad en primavera. Por esta razón, el profesor Ni Qing, director del Departamento de Endocrinología del Hospital Guang'anmen, Academia de Ciencias Médicas Chinas, y Chen Jie, psicólogo clínico de segundo nivel, hablarán sobre cómo manejar la irritabilidad habitual en estas personas.
La "irritabilidad habitual" es una enfermedad
Muchas veces, las personas con tendencia a enojarse con facilidad por nimiedades se encuentran con un fenómeno: se enojan sin motivo aparente y no pueden controlarlo por mucho que lo intenten. Frases como "¡Estoy molesto!" o "¡No te metas conmigo!" parecen indicar que la irritabilidad se ha convertido en parte de su vida y su trabajo. Algunos incluso la denominan "irritabilidad habitual". En realidad, la irritabilidad es una reacción emocional normal. Si ocurre ocasionalmente, no hay que preocuparse demasiado; pero si sucede a diario, inevitablemente afectará la eficiencia laboral.
Según la medicina tradicional china, la irritabilidad en las personas adictas al azúcar se debe a un exceso de fuego hepático. Este exceso de fuego hepático, que la medicina china denomina "fuego hepático ascendente", es un problema de regulación del qi y la sangre en los órganos internos y no suele ser una enfermedad grave.
Según la medicina tradicional china, el hígado pertenece al elemento madera, lo que significa que es propenso a la alegría y a la depresión, lo cual se corresponde con el ascenso del Qi en primavera. Si no se regulan las emociones, se puede sufrir estancamiento del Qi del hígado, impetuosidad, confusión mental, mareos, irritabilidad, insomnio, delirios y trastornos mentales. Los pacientes con hipertensión son propensos a la hiperactividad del Yang del hígado y a la presión arterial elevada, con riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Los diabéticos sufren cambios de humor y tienen dificultades para controlar la glucemia. Las personas con esquizofrenia son propensas a sufrir recaídas en primavera.
Por lo tanto, todos debemos aprender a regular y controlar nuestras emociones. Sun Simiao, médico de la dinastía Tang, señaló en "Mil prescripciones doradas: Nutrición de la naturaleza" que para regular las emociones, "no te preocupes, no te enojes, no te entristezcas, no tengas miedo, no rías, no te dejes llevar por tus deseos, no guardes rencor". Cuando te encuentres en una situación difícil, practica la autocrítica, el autocontrol, el diálogo interno y la autoexplicación. Aprende a desahogarte para proteger tu mente. Shen Kuo lo expresó claramente en "Prescripción de Su Chen Liang: Teoría de la preservación de la salud": "(El corazón) está tranquilo, las cosas que siento son ligeras, (el corazón) está en armonía, y quienes reaccionan a las cosas son armoniosos. Si el exterior es ligero y el interior armonioso, ¡entonces la fisiología está lista!". Por lo tanto, debes tener una mente serena, estar libre de deseos y mantener una mente tranquila. Esto conducirá a una ligereza interna y una suavidad externa, un flujo armonioso de qi y sangre, armonía de los órganos internos y un equilibrio de yin y yang, lo que puede tener efectos beneficiosos para la salud de forma invisible, en consonancia con el aumento de la energía yang en primavera.
En primavera, eres susceptible a la "gripe" emocional.
Al mismo tiempo, el clima primaveral es variable. Durante el cambio de estación, de invierno a primavera, las temperaturas oscilan entre el calor y el frío. Debido a la inestabilidad climática y la baja presión atmosférica en primavera, el cuerpo humano ajusta su temperatura corporal para adaptarse a este cambio climático. El hipotálamo, el órgano central, realiza una regulación activa.
En general, si bien las personas sanas son propensas a la fatiga mental, como la que se experimenta con resfriados y somnolencia primaveral, pueden adaptarse a estos cambios climáticos. Algunos consumidores habituales de azúcar sufren síntomas como insomnio y ansiedad. Por lo tanto, el número de pacientes que buscan ayuda también ha aumentado recientemente. Los primeros síntomas de muchos pacientes son insomnio, ansiedad e irritabilidad, seguidos de depresión y abatimiento, lo que puede provocar confusión y desorientación, e incluso, en algunos casos, trastornos mentales.
Debido a los grandes cambios de luz solar y temperatura propios de la primavera, es fácil que las emociones de las personas se vean afectadas. Incluso pequeños detalles propios de esta estación pueden provocar inestabilidad emocional. Aunque la mayoría de las personas gocen de buena salud mental, el clima variable de la primavera puede causarles mayores cambios de humor, irritabilidad e inquietud, especialmente a quienes tienen tendencia a la diabetes.
Según algunos informes, la glándula pineal produce una especie de melatonina al exponerse a la luz solar intensa. Cuando la concentración de esta hormona disminuye, aumentan los niveles de tiroxina y adrenalina. Sin embargo, durante las lluvias y el mal tiempo, la glándula pineal secreta melatonina, lo que incrementa la producción de estas hormonas y reduce relativamente las concentraciones de tiroxina y adrenalina. La tiroxina y la adrenalina promueven el metabolismo celular, aumentan el consumo de oxígeno y estimulan el crecimiento, la maduración y la diferenciación de los tejidos. Por lo tanto, los cambios climáticos pueden provocar alteraciones del estado de ánimo a través de su efecto sobre la glándula pineal.
Los introvertidos deberían esforzarse por cambiar su personalidad, comunicarse más con los demás y expresar sus emociones adecuadamente. Cuando te sientas decaído, intenta distraerte de las emociones negativas. Si estás deprimido, puedes escuchar música, realizar actividades al aire libre, salir de paseo o jugar a la pelota. Además, debes consumir más frutas y verduras. Si la situación es particularmente grave, busca ayuda profesional de un psicólogo.
Si algún miembro de la familia tiene antecedentes de enfermedad mental, preste más atención a los patrones de recurrencia de la enfermedad y, en especial, a sus cambios emocionales, como trastornos repentinos del sueño, confusión, apatía, dificultad para hablar, risas o hablar solo sin motivo aparente. Ante cualquier anomalía, busque atención médica de inmediato.
Una receta psicológica para “amigos con intereses abusivos”
La mayoría de los pacientes diabéticos se sienten muy tristes al pensar que la enfermedad los acompañará toda la vida, lo que se manifiesta con depresión y mal humor. Esta mentalidad debilita el sistema inmunitario y reduce la resistencia, lo cual dificulta el control de la diabetes y afecta gravemente la eficacia del tratamiento.
Por lo tanto, el tratamiento y la atención psicológica son fundamentales en el tratamiento de la diabetes, sobre todo porque los pacientes suelen permanecer hospitalizados durante un tiempo prolongado. Es aún más importante mantener una buena relación con el personal médico las 24 horas del día y las 24 horas del día, y brindarles apoyo psicológico.
Los pacientes recién diagnosticados con diabetes o ingresados en el hospital suelen experimentar diversos grados de emociones negativas, dudas, pesimismo y otras inquietudes debido a la falta de comprensión de la enfermedad. Esperan que los médicos y enfermeros les brinden apoyo y ayuda, y confían su recuperación a ellos. A menudo hacen preguntas repetidamente. Es fundamental prestar mucha atención a cada decisión del médico con respecto a su estado y plan de tratamiento. En función de estas características psicológicas, el personal médico debe mostrarse entusiasta y brindar servicios de alta calidad, explicando de forma proactiva y sincera cualquier aspecto relevante, detallando adecuadamente la enfermedad, proporcionando información sobre la diabetes y fomentando la capacidad del paciente para el autocontrol de su enfermedad.
Los pacientes diabéticos primero necesitan recuperar la confianza en sí mismos y comprender que la enfermedad, como muchas otras, no tiene cura, pero no es incurable. Si se controla adecuadamente, pueden vivir, estudiar y trabajar como cualquier otra persona.
En segundo lugar, el tratamiento de la diabetes requiere un control dietético a largo plazo, medicación o inyecciones de insulina, controles regulares de glucosa en sangre y otras medidas. Los pacientes deben superar el miedo a las dificultades y convertir el tratamiento y el seguimiento en un hábito. Así, los buenos hábitos no se convertirán en una carga en nuestras vidas. Cuando podamos cumplir con lo requerido, espero que todos podamos encontrar maneras de recompensarnos y decirnos: ¡Lo hice muy bien! Por supuesto, debemos ser realistas, ir paso a paso y no apresurarnos a lograr el éxito.
En tercer lugar, tanto ante la vida como ante la enfermedad, debemos adoptar una actitud de «aceptar la realidad y hacer lo que nos corresponde». Los pacientes deben comprender que evitar la enfermedad no cambia la situación actual, aceptar la realidad objetiva de tener diabetes y entender que no están solos, pues puede haber otras personas con problemas más graves. Tras aceptar su «yo imperfecto», el paciente debe adoptar una actitud positiva y seguir realizando las actividades que hacía antes de enfermar, como trabajar, estudiar, socializar, cultivar aficiones e intereses, etc., para así enriquecer su vida.
Finalmente, consulte con un psicólogo clínico para que evalúe su estado de salud mental. Si se determina que el paciente presenta ansiedad o depresión, se pueden administrar antidepresivos o ansiolíticos bajo supervisión profesional, junto con terapia de relajación, entre otras medidas, para mejorar el estado de ánimo, la calidad de vida y controlar el nivel de azúcar en sangre.