(1) Coma menos en la próxima comida, elimine un refrigerio o cambie a alimentos con un índice glucémico (IG) más bajo. Los pacientes con sobrepeso y diabetes tipo 2 solo necesitan perder entre un 5 % y un 10 % de su peso para mejorar significativamente sus niveles de glucosa en sangre. Por lo tanto, siempre que reduzca la ingesta calórica adecuadamente, puede lograr un mejor control de la glucemia. La experiencia general indica que reducir los carbohidratos en 15 gramos (equivalente aproximadamente a 50 gramos de arroz, 30 gramos de panecillos al vapor, 150 gramos de manzanas o peras, 400 ml de leche o 300 ml de yogur sin azúcar) puede reducir la glucosa en sangre en aproximadamente 1,7 mmol/L.
(2) Aumente su actividad física o haga más ejercicio. Las personas con diabetes tipo 2 generalmente logran un mejor control de la glucemia al hacer más ejercicio. Incluso ejercicios sencillos, como caminar 20 minutos al día, pueden mejorar eficazmente la resistencia a la insulina y ayudar a reducir el peso si se mantiene la constancia. Diversos estudios han confirmado que, mediante ejercicio moderado, los pacientes diabéticos pueden reducir la dosis de medicamentos antidiabéticos e incluso suspender por completo el tratamiento farmacológico.
(3) Ajustar la medicación (aumentar la dosis, la frecuencia de administración o añadir otro fármaco antidiabético). Si bien el ejercicio y la modificación de la dieta son métodos económicos y con pocos efectos secundarios, la medicación trata la hiperglucemia de forma más rápida y eficaz que los dos primeros métodos.
(4) Autorrelajación y regulación emocional. Los ejercicios de relajación (como la respiración profunda, la relajación muscular con música relajante, etc.) pueden ayudar a aliviar el estrés y a que el tratamiento antidiabético sea más eficaz. Aprender a regular las emociones y aumentar la autoeficacia (la percepción subjetiva de las personas sobre su capacidad para realizar con éxito una determinada acción) permite superar el miedo, la negatividad y otras actitudes negativas tras la enfermedad, lo que también contribuye a controlar la glucemia.
(5) Trate activamente otras enfermedades (como resfriados, infecciones, etc.). Problemas como los resfriados y las infecciones provocan un aumento de adrenalina en el cuerpo, lo que conlleva un aumento del azúcar en sangre.
(6) Aumente la ingesta de líquidos sin azúcar. La deshidratación también puede provocar un aumento del azúcar en sangre. Las personas (con o sin diabetes) deben consumir entre 2 y 3 litros de líquidos sin azúcar (agua, refrescos, sopas, etc.) al día. Cuando el azúcar en sangre aumenta, beber agua no solo ayuda a diluirla, sino que también evita la ingesta excesiva de alimentos. Los pacientes con cardiopatías o problemas renales deben limitar adecuadamente la ingesta de líquidos y consultar con un médico o nutricionista para obtener información específica.
Para la hiperglucemia, la estrategia más importante es la prevención. Esto generalmente se puede lograr con un buen autocontrol de la glucosa en sangre.