El control de la glucemia es una parte fundamental del manejo integral de la diabetes y uno de los cinco pilares del tratamiento. Permite determinar el grado de alteración del metabolismo de la glucosa, evaluar la eficacia de las intervenciones en el estilo de vida (dieta, ejercicio y tratamiento farmacológico) y optimizar el control glucémico. Además, resulta esencial para elaborar planes de tratamiento individualizados.
Los métodos de monitorización de la glucosa en sangre incluyen la medición de la glucosa en sangre, la monitorización dinámica de la glucosa en sangre, la hemoglobina glucosilada (HbA1c), la albúmina sérica glucosilada (AGS), etc. Estos métodos tienen enfoques diferentes y no son intercambiables. Entre ellos, las mediciones puntuales de glucosa en sangre incluyen la glucemia intravenosa y la glucemia rápida medida con un glucómetro portátil. Esta última suele realizarla el propio paciente en casa, lo que se conoce como automonitorización de la glucosa en sangre. Según el momento de la medición, la glucosa en sangre se clasifica en glucemia en ayunas, glucemia dos horas después de las comidas, glucemia antes de acostarse, glucemia nocturna y glucemia aleatoria, entre otras.
El automonitoreo de la glucosa en sangre es un método común para el control de la glucemia en pacientes con diabetes. El automonitoreo regular puede motivar a los pacientes a participar activamente en el manejo de su diabetes y proporciona información valiosa al personal médico para la toma de decisiones clínicas. Sin embargo, tanto para quienes acaban de ser diagnosticados con diabetes como para quienes ya la padecen, esta confusión puede presentarse. Los médicos suelen solicitar a los pacientes que midan su glucemia en ayunas y posprandial varias veces por semana para monitorear su estado de glucosa en sangre. Entonces, ¿cuál es más importante? Primero, definamos qué son la glucemia en ayunas y la glucemia posprandial a las 2 horas. La glucemia en ayunas se refiere al valor de glucosa en sangre medido después de 8 horas sin haber ingerido alimentos. La glucemia después del desayuno, una vez que el estómago está vacío antes del almuerzo, no se considera glucemia en ayunas, sino glucemia preprandial. De igual manera, la glucemia antes de la cena no se considera glucemia en ayunas. La glucemia dos horas después de la comida se refiere al nivel de azúcar en sangre medido dos horas después del primer bocado de la comida.
La glucemia en ayunas es el punto de partida de las variaciones de la glucemia a lo largo del día y está estrechamente relacionada con la glucemia posprandial. La glucemia en ayunas tiene un efecto predictivo sobre los niveles de glucemia posprandial y la magnitud de sus fluctuaciones. Sin embargo, existe evidencia creciente de que la hiperglucemia posprandial está relacionada con eventos cardiovasculares y mortalidad por todas las causas. El control de la glucemia posprandial no solo permite comprender el estado del control glucémico, sino que también contribuye a prevenir la aparición de complicaciones crónicas de la diabetes. Es importante destacar que los pacientes diabéticos de diferentes etnias presentan distintas manifestaciones de hiperglucemia. Investigaciones realizadas en población china han encontrado que, en las primeras etapas de la diabetes, esta suele manifestarse como una glucemia posprandial elevada, mientras que la glucemia en ayunas generalmente se encuentra dentro del rango normal. Además, la dieta de la población china se caracteriza por el consumo de arroz y fideos como alimentos básicos, ricos en carbohidratos, lo que los hace más propensos a la hiperglucemia posprandial.
Se observa que la glucemia en ayunas y la glucemia posprandial tienen la misma importancia en el control de la glucosa en sangre. Medir la glucemia preprandial (incluida la glucemia en ayunas) es adecuado cuando los niveles de glucosa en sangre son muy altos o existe riesgo de hipoglucemia; medir la glucemia posprandial es adecuado cuando la glucemia en ayunas está bien controlada pero la hemoglobina glucosilada aún no alcanza el objetivo, o cuando es necesario comprender el impacto de la dieta y el ejercicio en la glucemia.Tras leer atentamente la guía, se observa que, además de la glucemia preprandial y posprandial, el automonitoreo de la glucemia también incluye la glucemia nocturna, la glucemia al acostarse y la glucemia aleatoria. La glucemia nocturna es adecuada para quienes reciben tratamiento con insulina, especialmente para quienes se la inyectan antes de la cena; la glucemia nocturna es adecuada para quienes reciben tratamiento con insulina y su glucemia está cerca del rango objetivo, pero la glucemia en ayunas sigue elevada, o para quienes sospechan hipoglucemia nocturna; y se debe medir la glucemia aleatoria ante la presencia de síntomas de hipoglucemia o antes y después de realizar ejercicio intenso.
Tras comprender la importancia del control de la glucosa en sangre en los diferentes momentos mencionados, creo que la mayoría de las personas con diabetes tendrán una idea más clara. ¿Cuál es la relación entre la glucosa en ayunas, la glucosa posprandial a las 2 horas y la hemoglobina glucosilada (HbA1c)? La HbA1c refleja el nivel promedio de glucosa en sangre de 2 a 3 meses antes de la extracción de sangre, incluyendo tanto la glucosa en ayunas como la glucosa posprandial a las 2 horas. Cuando la HbA1c no es demasiado alta (9%), se ve afectada principalmente por la glucosa en ayunas. Por lo tanto, es fundamental guiar a los pacientes para que realicen correctamente el autocontrol de la glucosa en sangre. Al controlar la glucosa, no basta con una sola medición; deben tenerse en cuenta tanto la glucosa en ayunas como la posprandial. Asimismo, los momentos de control deben seleccionarse cuidadosamente según la situación específica del paciente, lo que se conoce como control individualizado de la glucosa en sangre, para que esta alcance el nivel objetivo lo antes posible, de forma continua y estable.