¿Una dieta rica en fibra y baja en grasas no ayuda a las mujeres de 50 a 79 años a prevenir el cáncer de mama, el cáncer colorrectal, las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares? Según un estudio a gran escala sin precedentes realizado en Estados Unidos, la llamada "dieta baja en grasas" no ayuda a prevenir las enfermedades cardíacas ni el cáncer. La percepción general en el pasado era muy diferente.
Las dietas bajas en grasas y las dietas normales no presentan diferencias en el riesgo de cáncer.
El New York Times informó el día 8 que U.SEl gobierno federal gastó 415 millones U.SSe invirtieron aproximadamente 13 mil millones de dólares taiwaneses (en dólares estadounidenses) para tratar a casi 49.000 personas de entre 50 y 79 años. Las mujeres fueron estudiadas durante un máximo de ocho años. Se descubrió que quienes siguieron una dieta baja en grasas no presentaron diferencias en la incidencia de cáncer de mama, cáncer colorrectal, enfermedades cardíacas ni accidentes cerebrovasculares en comparación con quienes siguieron una dieta sin restricciones.
Los expertos médicos señalaron que, a pesar de que 48.835 mujeres que cambiaron a dietas bajas en grasas entre los 50 y los 79 años tuvieron una menor probabilidad de desarrollar cáncer de mama que las mujeres que no cambiaron sus hábitos alimenticios, el nueve por ciento.
Pero estadísticamente, los expertos no creen que la diferencia sea lo suficientemente grande como para ser significativa. Por ejemplo, entre 10.000 mujeres, cuarenta y dos que seguían una dieta baja en grasas desarrollaron cáncer de mama al año, en comparación con cuarenta y cinco que mantenían una dieta normal.
Los investigadores coinciden en que los hallazgos demuestran la inutilidad de aconsejar a las personas que sigan una dieta baja en grasas para reducir su riesgo de padecer enfermedades cardíacas y cáncer. Por esta razón, muchos investigadores médicos afirman que el mejor consejo dietético actual es seguir las directrices establecidas por el gobierno federal de EE. UU. para una alimentación saludable, es decir, reducir el consumo de grasas saturadas y trans, y aumentar el consumo de cereales integrales, verduras y frutas.
Los expertos nacionales coinciden en que el valor más relevante de este estudio reside en recordar a todos que mantener una buena salud no puede depender únicamente de la dieta o del control de las grasas.
Zhao Qiang, director del departamento de nutrición del Hospital Mackay, señaló que las "enfermedades relacionadas con el estilo de vida" implican que el mantenimiento de la salud ya no se concibe simplemente desde la perspectiva de cómo comer. Desde un punto de vista nutricional, "no existen alimentos malos, solo combinaciones incorrectas". Para esclarecer el papel de un nutriente en particular, muchos estudios no logran abarcar el panorama completo de la ingesta nutricional global, lo que deja a quienes siguen los principios de una alimentación saludable en una situación de incertidumbre.
    
     
              