Las congelaciones se producen principalmente durante las estaciones de frío intenso, generalmente cuando la temperatura es inferior a 5 °C, y suelen curarse por sí solas en primavera con el aumento de la temperatura. Sin embargo, son propensas a reaparecer después del invierno, lo cual resulta muy preocupante. De hecho, la mayoría de los casos de congelación, especialmente en los pies, se dan a finales de otoño y principios de invierno, cuando el clima no es demasiado frío, lo que se conoce como el "primer pico de congelaciones" del año. Yang Jing, subdirectora médica del Departamento de Dermatología del Primer Hospital Popular de la ciudad de Xiangyang, provincia de Hubei, señaló que la mejor época para prevenir las congelaciones es a finales de otoño y principios de invierno.
Actualmente, la patogenia de las congelaciones no está del todo clara; podría estar relacionada con la hipersensibilidad de los vasos sanguíneos de la piel al frío, la disfunción del sistema nervioso autónomo y factores genéticos. Las personas que se exponen con frecuencia al agua fría son susceptibles a esta afección. La clave para prevenir las congelaciones es el ejercicio para resistir el frío. En primer lugar, desde finales de otoño hasta principios de invierno, sumerja gradualmente en agua fría las partes del cuerpo que suelen sufrir congelaciones, como las manos y los pies. Al principio, puede intentar sumergirlas durante media hora al día y luego aumentar gradualmente el tiempo hasta una hora. Aplique vaselina u otros aceites en las zonas propensas a la congelación para proteger la piel. En segundo lugar, procure abrigarse localmente; utilice mascarillas, guantes, orejeras cortavientos, bufandas, etc., al salir en clima frío. El calzado no debe ser demasiado ajustado. Además, también puede contribuir al calentamiento mediante la alimentación. Consuma alimentos calientes como carne de res y cordero para fortalecer la resistencia del cuerpo al frío. Generalmente, también se recomienda masajear con frecuencia las manos, los pies y las orejas para favorecer la circulación sanguínea en estas zonas. Quienes padezcan afecciones pueden complementar el tratamiento con fisioterapia, como la irradiación con rayos ultravioleta de las zonas afectadas por congelación antes del invierno, con fines preventivos.