La defoliación tras las heladas es una medida de autoprotección para árboles medicinales leñosos, que les ayuda a resistir los daños causados por el frío. La defoliación reduce la pérdida excesiva de agua y previene la muerte del árbol por deshidratación. La caída de las hojas tras las heladas retrasa la germinación. Por lo tanto, cuando las ramas germinan y se pueden distinguir las ramas muertas, se deben cortar a tiempo las ramas muertas, enfermas o afectadas por insectos, conservando la mayor cantidad posible de ramas y hojas vivas. Al principio, puede resultar difícil distinguir entre ramas muertas y vivas, por lo que se puede realizar la poda por etapas. La poda debe ser ligera, el corte limpio, y los cortes grandes deben desinfectarse con alcohol al 75 % o permanganato de potasio al 0,1 %, y envolverse con film transparente.
Tras la fertilización y las heladas, el vigor de los árboles de plantas medicinales leñosas suele ser débil, y las raíces de los árboles afectados por las heladas tienen poca capacidad de absorción de agua y fertilizante. Se promueve el desarrollo de brotes nuevos y fuertes, lo cual favorece la recuperación del vigor del árbol. La fertilización se basa principalmente en fertilizantes de liberación rápida de nitrógeno, fósforo y potasio. Se recomienda aplicar fertilizante foliar una vez que aparezcan los nuevos brotes.
Prevención de plagas y enfermedades. Las heladas pueden causar fácilmente daños en las ramas y caída de hojas, dejando las ramas desnudas y facilitando la aparición de plagas y enfermedades más graves, como la enfermedad resinífera, la enfermedad de la corteza agrietada por el sol, etc. Por lo tanto, es necesario prevenir y tratar las enfermedades a tiempo después de las heladas. Se puede utilizar caldo bordelés, carbendazim y otros agentes para prevenir enfermedades, y diclorvós y triclorfón para prevenir plagas de insectos.