Las principales características de la salud deficiente incluyen:
(i) Varios síntomas que se reflejan en la sensación de desajuste físico y mental, como fatiga, debilidad y cambios emocionales, cuya condición es difícil de aclarar durante un período considerable de tiempo;
② Diversas manifestaciones de debilidad causadas por una estructura organizativa inadecuada para la edad o por un deterioro de la función fisiológica;
③ Estado de desequilibrio microecológico;
(iii) Desequilibrio microecológico; (iv) Cambios fisiopatológicos premórbidos de ciertas enfermedades.
Las manifestaciones clínicas de diversos aspectos físicos pueden incluir fatiga, dolor muscular y articular, mareo, dolor de cabeza, palpitaciones, opresión en el pecho, trastornos del sueño, pérdida de apetito, molestias epigástricas, diarrea y estreñimiento, hipogonadismo, miedo al frío y al calor, propensión a resfriarse, sequedad ocular, etc.; los aspectos psicológicos pueden incluir depresión, malestar emocional, inquietud, impaciencia e irritabilidad, miedo a la cobardía, pérdida de memoria, dificultad para concentrarse; la interacción social puede incluir incapacidad para asumir roles sociales apropiados, dificultades en el trabajo y el estudio, incapacidad para manejar adecuadamente las relaciones interpersonales y familiares, y dificultad en la interacción social normal.
Según las manifestaciones clínicas del estado de subsalud, se clasifica en las siguientes categorías:
①Se manifiesta predominantemente por síntomas físicos como fatiga, trastornos del sueño o dolores y molestias;
② a la depresión, o inquietud, impaciencia e irritabilidad, o miedo y timidez, o pérdida de memoria a corto plazo, la atención no puede concentrarse y otros síntomas psicopsicológicos se manifiestan principalmente;
(iii) Disminución de la frecuencia de las interacciones interpersonales, o relaciones interpersonales tensas y otras dificultades de adaptación social. Si alguna de las tres condiciones anteriores persiste durante más de tres meses, y el examen sistemático descarta las enfermedades que podrían causar dichas manifestaciones, se puede considerar que la persona presenta un estado de salud física deficiente, un estado de salud psicológica deficiente y un estado de salud social deficiente, respectivamente. Clínicamente, estos tres tipos de manifestaciones de salud deficiente suelen presentarse de forma combinada.
Diagnóstico diferencial
Algunos estudiosos creen que el malestar general y el síndrome de fatiga crónica son lo mismo, ambos son el estudio de un grupo de síntomas psicológicos somáticos caracterizados principalmente por fatiga crónica, pero otros estudiosos sostienen puntos de vista diferentes.
Estados Unidos fue el primer país en realizar investigaciones sobre el síndrome de fatiga crónica (SFC). En 1988, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos lo denominaron oficialmente "síndrome de fatiga crónica" y lo definieron.[1] En 1994, los CDC revisaron los criterios diagnósticos del síndrome de fatiga crónica.
Definición del síndrome de fatiga crónica: fatiga crónica persistente o recurrente, de origen desconocido, evaluada clínicamente, con una duración de 6 meses o más. La fatiga es de reciente aparición (no de por vida); no es consecuencia de un esfuerzo prolongado; no mejora significativamente con el descanso; y provoca una disminución significativa de la capacidad para trabajar, estudiar, socializar o realizar actividades personales en comparación con el estado previo.
Criterios diagnósticos:
1 Fatiga crónica inexplicable, persistente o recurrente evaluada mediante evaluación clínica que es nueva o tiene un inicio definido, no es congénita, no es el resultado de un esfuerzo continuo, no se alivia apreciablemente con el descanso y produce una disminución sustancial de las actividades ocupacionales, educativas, sociales o personales del paciente con respecto a las que tenía antes de la enfermedad;
2 Al menos cuatro de los siguientes síntomas ocurren simultáneamente y no preceden a los síntomas de fatiga, y los síntomas presentes persisten o reaparecen durante al menos seis meses consecutivos:
(1) Disminución significativa de la memoria a corto plazo o de la concentración;
(2) Dolor de garganta;
(3) Ganglios linfáticos inflamados en el cuello o la axila;
(4) Dolor muscular;
(5) Dolores articulares múltiples sin enrojecimiento ni hinchazón;
(6) Dolores de cabeza, pero el tipo, la forma y la gravedad de los ataques son diferentes a los del pasado;
(7) Incapacidad para recuperar energía después del sueño;
(8) Malestar que persiste durante más de 24 horas después del ejercicio.